domingo, 18 de junio de 2017

Relato Zendalibros: "No somos Gea".

Desde el núcleo, en las entrañas, os observo. Os he visto alzar y caer, crecer hirsutos y sucios, progresar prístinos y ribeteados en oro. Primarios y frívolos. En una duplicidad estática de difícil comprensión, pero que comprendo. Sin embargo, en algunos aspectos, vosotros, mis hijos, sois un misterio para mí. No teníais suficiente con vuestro existir, y mirasteis a los cielos, y de vosotros la nada engendró. Me convertisteis en un subproducto, en el firmamento de vuestras mentes yo no era, tan sólo estaba ahí para vuestros sentidos, para vuestros pies descalzos y vuestras curiosas e inquietas manos. Me arrebatasteis el agua, el viento, el suelo y la llama. Y sin embargo, me hicisteis ser todas esas cosas. Os he visto crecer, y os he visto consumir, corromper, transformar, tallar el panteón; adorando en el apogeo de la desesperanza a tales continuas efemérides. Desde la tensión en los músculos y el estremecimiento en el navegante que cree oír el iracundo eco de la voz de Hadad en plena tempestad, al marinero estanco en aguas extrañas que implora a Eolo la brisa que le devuelva al hogar. Suti, Seth o Tifón, a ellos rogabais prosperidad y buenaventura, ya fuese en vuestros viajes, procurando velas henchidas y mares calmos; o en vuestros hogares, buscando la abundancia que tan sólo os brindaba el tan preciado grano. Pero como las propias hojas que estas deidades movían para vosotros, se fueron dispersando, primero de vuestros corazones, después de vuestras memorias, viéndose ininterrumpidamente relevados por el próximo bálsamo de vuestras esperanzas. Os arrodilláis, sin ser conscientes de que en realidad lo hacéis ante mí, cogiendo mis frutos, moldeándome, destruyéndome, ignorándome. Ahora, a cada paso,  no hacéis más que afrentar mi espíritu, con aberraciones propias concebidas a partir de mi esencia diluida, ya únicamente tenéis un dios al que rezar, no a aquel que hacía girar las aspas de vuestros molinos, sino a aquel que ahora permite una mayor rotación. Habéis sustituido al mismo viento, me habéis sustituido a mí, tan sólo por el poder que os permita iluminar vuestras metrópolis, para vosotros sólo existe un dios: el Dios de la Energía.

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